La reforma pensional que el país reclama
Los proyectos del Gobierno Nacional se han caracterizado por los daños lesivos que ocasionan a diferentes sectores del país y la reforma pensional de Gustavo Petro no es la excepción, pues afecta a los pensionados actuales y además pone en riesgo las pensiones de las futuras generaciones.
El texto presentado al Congreso, aprobado por el Senado y luego acogido en la Cámara, no responde a las necesidades de los colombianos, ya que, como he advertido en repetidas oportunidades, no corrige los problemas de cobertura; desatiende cuestiones como la inversión de la pirámide demográfica; e ignora la informalidad rampante que caracteriza nuestro mercado laboral (superior al 55%).
En Cambio Radical consideramos que la preocupación del presidente Gustavo Petro por el adulto mayor no era genuina, pues la atención de las personas que nunca cotizaron, o haciéndolo no cumplieron con el pleno de los requisitos, no exigía reformas de carácter normativo, sino decisiones de carácter político, esto es, conseguir el espacio presupuestal para ampliar y fortalecer programas como 'Colombia Mayor'.
En Cambio Radical consideramos que la preocupación del presidente Gustavo Petro por el adulto mayor no era genuina.
Bajo ese supuesto, condicionar la ayuda a la tercera edad, al trámite y aprobación de una reforma que se caracterizó por el comportamiento poco transparente de ciertos actores cercanos al Ejecutivo, condenará a la incertidumbre a los potenciales beneficiarios del pilar solidario y semi-contributivo que dependen del análisis de la Corte Constitucional para disfrutar (o no) de las ayudas.
Entre tanto, la reforma de la autoproclamada "solidaridad" intergeneracional intentará pagar las obligaciones presentes a expensas de las futuras. Por lo que, los ahorros de quienes cotizan para la vejez podrían esfumarse antes de siquiera alcanzar la tercera edad. ¿No es esa una forma de egoísmo intergeneracional?
Por eso, siempre dijimos que la discusión no era si el sistema se volvía público, privado o mixto; tampoco, si mantenía la libertad de elección o se volcaba hacia los pilares; sino, si privilegiaba el modelo de reparto (en Colombia llamado Prima Media) o bien, le apostaba a la capitalización (también llamado Ahorro Individual).
Además, el texto acogido, y recientemente sancionado, incluye disposiciones injustas e inconstitucionales contra las personas que ya están disfrutando de una pensión, como es el caso del Artículo 84, que gravaría las pensiones superiores a los 1.000 UVT, esto es, por encima de los tres millones de pesos. Disposiciones que cambian las reglas de juego y afectan la calidad de vida de personas que ya no tienen la salud ni la fuerza suficiente para compensar ese gasto.
En cualquier caso, espero que la Corte, apartándose de las presiones del presidente Petro y ciertos sectores de la opinión pública, decida en derecho si una pensional, plagada de vicios de trámite e insostenible desde el punto de vista fiscal, se mantiene, o atendiendo a las demandas que instauramos diferentes partidos, termina como el Ministerio de la Igualdad, es decir, en la caneca de los proyectos de nunca debieron aprobarse.
Espero que la Corte, apartándose de las presiones del presidente Petro y ciertos sectores de la opinión pública, decida en derecho si la reforma pensional se mantiene.
Mientras tanto, en Cambio Radical continuaremos trabajando en alternativas que sí beneficien a la vejez. Alternativas que le apuesten a la unificación de regímenes, para que no haya más privilegios ni condiciones distintas a la hora de pensionarse; que mantengan la edad y las semanas necesarias, pero que también fomenten el ahorro voluntario; y finalmente, que incluya una serie de incentivos a la natalidad y la cotización, dos premisas sin las cuales cualquier sistema estará condenado al fracaso.
